jueves, 29 de diciembre de 2011

Plan de evacuación

Llegaron de a pares, de a tríos, de a muchos. Entre la gente estaba ella, no venía sola. Reían, charlaban, bebían; él, dueño de casa, participaba de todas las conversaciones, todas las rondas de alcohol y otras sustancias, mientras la miraba de reojo.

Cuando ya todo era insoportable, cuando las palabras que se decían a los gritos le parecían de lo más estúpidas, cuando el maquillaje de las mujeres transpiradas se había corrido y el sudor de los hombres hacía el aire irrespirable, de un salto él se incorporó y amparado por la noche cerrada y el amortiguamiento general, la tomó de un brazo y le susurró al oído...

El plan de evacuación.

Del lugar, de la ciudad, del país, de ese mundo que no era para ellos.
(Igual que en esa película que ninguno de los dos había visto).

Ella lo miró, se sonrió medio de costado, y ruborizada por la propuesta, aceptó de inmediato.

martes, 20 de diciembre de 2011

Morrissey

http://www.youtube.com/watch?v=91S37J_5E6c&feature=related

sábado, 17 de diciembre de 2011

16001 palabras

y 44 páginas, uno cuatro siete uno suena zapato de elefante de los arab strap, la melancolía es la ropa que me abriga y entonces escribo dieciseismil palabras todas seguidas ninguna alcanza para decir.

Me gusta tornasol y me gusta cinta de moebius, me gusta escocia no me gusta tanto gélida; siempre aparece la palabra siempre. Septiembre está, música está, amor y desamor están; bombacha, orgasmo, taza, café.

Ventana; sol. Horas, minutos y segundos están. Falta la palabra odio. Tristeza, llanto y tormenta cuentan, faltan perpetuidad y regocijo.

Dieciseis mil palabras insuficientes. Están casi todas, faltan unas cuantas.

Está ella.

Tornasol

El parado frente a la puerta ventana tornasol de vidrios dobles, descalzo, los pies paralelos a precisos 28 cms uno del otro; él parado ahí espera, vestido sólo con sus boxers nuevos negros que extrañamente no le regalaron, una remera también negra pero vieja, atractiva y seductora combinación . El parado frente a la puerta ventana desde donde puede ver la piscina semivacía, el jardín perfecto, el camino de entrada a la casa.

Ella llega en su auto grande, cuando abre la puerta el sol en un ángulo matemáticamente imposible rebota y ciega al hombre, que por un instante no puede ver cómo ella baja sin prisas y camina decidida hacia él.

La gélida indiferencia del desamor los ha transformado en dos extraños, no entienden cómo alguna vez estuvieron juntos... click, borrar.
Sin mediar palabra ella le baja los calzoncillos y él le sube la pollera, le corre con habilidad la bombacha breve que usa, con determinación la lleva contra la pared áspera, la penetra urgente pero desapasionado. Ella con las piernas lo abraza, suspendida en el rápido vaivén, suena algo de fondo y ambos se distraen por un momento, es la música de una vieja banda que escuchaban siempre.

Rápidamente todo termina, los cuerpos dorados por el sol fundidos en uno les recuerdan cuánto se amaron; se separan delicadamente y ella ahora acomoda su cabello y él fuma y mira de nuevo hacia el jardín a través de la puerta ventana tornasol de vidrios dobles, ve cómo ella sube en ralenti a su auto, lo que no puede ver él es su llanto angustioso y apagado, no puede verlo porque las lágrimas le han cubierto los ojos.

domingo, 4 de diciembre de 2011

Cajas

Sale el sol se sienta a esperar está contaminado intoxicado por los restos de la noche y agotado fue demasiado esta vez no sabe si soñó o en verdad vio miles de cajas apiladas una sobre otra una sobre otra todas cerradas invitación a descubrir puertas que se abren y conducen a parajes deshabitados inhabitados sigue esperando tictac tictac mira para arriba y a los costados llega un sonido una extraña sensación ella entra en escena con sus ropas breves y blancas se acerca hasta qué él siente su aliento a pocos centímetros la rodea con su brazo izquierdo pasa su mano por su cola suave y perfecta toca la textura de sus carnes y de sus curvas se excita y todo comienza de nuevo y abre las cajas una a una también las puertas y ve tatuajes y marcas en la piel curvas texturas las toca ella avanza también y lo ama intensamente y pasan horas así o por lo menos eso es lo que parece se miran directamente a los ojos y ella le dice me voy y él le dice siempre espero que vuelvas mira al cielo y siente el aire fresco que lo devuelve a la vida una vez más está bien adiós.

Lenta

y cuidadosamente se sacó la ropa. Se olvidó de promesas hechas, de cuidar las formas, de saltar barreras, de cometer errores. Se olvidó por un momento -que sin dudas fue epifánico- de sus miserias, de sus rencores, de sus broncas contenidas.
Se entregó.